Me marché de tu perpetuo invierno.
Dejé atrás los días soleados
con sus repentinas borrascas.
Dejé las cálidas caricias
y sus continuos desgarros.
Perdóname si me dejé llevar...
Perdóname si me perdí
por la suave brisa de la primavera.
Si me dejé llevar
por la corriente
de este verano que pasea.
Perdóname por no seguir con afierro,
por no seguir intentándolo...
Y es que las repentinas borrascas
y los continuos desgarros
de tu invierno perpetuo,
envejecieron el corazón
de esta hoja peremne,
debilitando así,
el corto tallo que sostiene...
Estoy dejándome ir...
Me voy con la primavera...
Voy buscando resurgir
de las cenizas
de mi naturaleza muerta,
y que permita florecer
mi corazón de hoja seca.
Orgav.
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