La verdadera asignatura

En este último año,  he realizado un curso intensivo sobre la vida. No he sido la mejor estupiante, la verdad es que no.  Me he quejado,  quizá de lo que no debía o de lo que ni merecía la pena quejarse. He cerrado los libros  y  le  de dado la espalda a la lección, cuando tenía que estar más en ellos, aunque eso sí,   en otras ocasiones,  he disfrutado de las lecciones, de su contenido, he disfrutado con el desempeño de su trabajo.

Ha sido un año muy duro, una prueba muy difícil que ha desmontado todo aquello que pensaba que era la vida. Mis ideas de las cosas, de los sitios, de las personas... todo, se ha desmoronado y me ha mostrado la cruda realidad en la que vivimos, bueno, quizá,  sólo una pequeña parte de ella.

He tenido que estudiar lecciones que jamás pensé que me tocaría aprender, al menos aún no.
He descubierto muchas cosas de mí,  cosas buenas y otras de las que no me puedo sentir orgullosa pero que lamentablemente,  tengo que aceptarlas y aprender a vivir con ellas, siendo consciente de que están ahí,  en mi interior.
He aprobado con nota,  al menos eso dicen los demás pero por mi forma de ser, no me diento orgullosa ni satisfecha... simplemente,  lo hice como pude partiendo de no tener base ninguna. Lamentablemente y afortunadamente,  ahora si la tengo, sólo espero tardar mucho el volver a tener que enfrentarme a otro examen así.
Solo puedo dar las gracias a aquellas manos tristes que estaban allí para levantarme cuando me caía,  que me empujaban hacia adelante cuando yo retrocedía y me consolaban cuando sufría,  aun siendo ellas las que  estaban sufriendo el verdadero dolor y a las que quizá yo tenía que haber consolado, pero ellas se han mantenido fuertes en todo momento, posiblemente para ellas misma y posiblemente también para mí.
Ha sido un gran esfuerzo, un esfuerzo casi en vano,  pero que de algún modo ha merecido la pena y  había que hacerlo, aunque el  resultado haya sido un triste final, que desde el principio, se anunciaba.

Solo quiero darte las gracias por haber disfrutado de mí,  por haber visto en mi cosas tan buenas y bonitas y pedirte perdón, si en el transcurso de este camino, te has sentido ofendido por mí,   pedirte perdón por no haber sabido hacerlo mejor.

Ahora que te has ido, se cuanto te quiero y cuanto nos has querido y lo importante que has sido.

En memoria de mi suegro, cuyo último año de vida,  ha sido la lección más importante de la mía.

P.d. No me gustan mucho los pájaros,  pero cuidaremos de Currillo, espero que algún buen día,  vuelva a cantar.
Saludos a toda la familia.