Tenía los bolsillos cargados.
En un guardaba las piedras que le incomodaron, en algún momento,
el paso. En el otro llevaba unas mariposas que nacieron, en su interior, de los momentos más felices.
Un día se dio cuenta de que, dejándose llevar, la vida se veía más bonita desde las alturas.
©Orgav
Microcuento
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