El Piano. "The Sound of Silence"
La tarde había sido como de costumbre, la tensión siempre presente. La niña en su etapa desesperante, con sus rabietas a la orden del día. Yo como madre ilusa pensé que a mi no me iba a pasar, que eso de las rabietas se podía evitar, pero no sólo me equivocaba, sino que estaban sacando de mi una parte que hasta ayer era desconocida, "yo que jamás he levantado una voz, ahora parezco una soprano".
Mi marido de regreso a casa y con él sus problemas laborales y el cansancio y el desgano.... Para él no existe nada, no hay niña, no hay casa ni perro... nada.
Cuando son las nueve de la noche, el reloj parece pararse... el tiempo comienza a ir lento, no veo el momento en que el día acabe. Me siento mal por pensarlo e incluso por desearlo pero soy persona y por lo tanto también egoísta... y es que estoy deseando que se acuesten y el silencio se haga. ¡Sólo quiero estar con el silencio! Pero mientras llega, ahora todos son lloros de "no me quiero acostar", quejas de "mira que hora es y mañana tengo que madrugar..." el tintineo de las cazuelas y los platos en el fregadero... En fin, ¡Pura CACOFONÍA!
Pero el tiempo pasa aunque caprichoso y cuando me vengo a dar cuenta el silencio por la puerta del salón se asoma... ¡¡Al fin, pasa amigo!! me imagino diciendo mientras me sonrío. El silbido de la tetara alerta el momento que está apunto de comenzar, dos bolsas de manzanilla, mi taza preferida...
En el salón, la luna, espectadora de algo bueno, se asoma por la ventana y por ella se cuela la brisa de la noche juguetona y pasajera. El silencio está de cuerpo presente. En un rincón junto al mi sillón preferido está una pequeña mesa, allí dejo la tetera y enciendo una perfumada vela. Imaginaos: El silencio, la luz tenue de una vela, la luna en la ventana y la brisa pasajera... ¡¡Todo un ritual!!
Para mayor confort, me deshago de las ropas que aprietan, me sirvo infusión y enciendo la radio. No escucharé cualquier cosa. En mi ritual sólo hay cabida para un sonido, el que me relaja y me lleva allá donde yo quiero ir, el sonido del piano. La calidad está en sus manos, en las del compositor Richard Clayderman, el sello que garantiza que voy a disfrutar. Le doy al botón, me siento en mi sillón, cojo mi taza y la música empieza a sonar...
"Siento como mi corazón sonríe mientras mis ojos se cierran
siento como mi mente me da las gracias.
Mi respiración se hace pausada y profunda
y con ella mis pulmones sanan.
En mi mente una palabra... "libertad".
Mi cuerpo va respondiendo a cada nota
y me sorprendo dejándome llevar en cada una de ellas
viviendo el instante como la marea del mar.
Me imagino mano que entre las teclas bailo
y en mis yemas siento la suave y fría tecla
y mi cuerpo responde a su vibrarto...
Cada nota nacida sana mi interior
devolviéndome a la vida renovada.
Ahora escucho mi respirar profundo
y siento como mi cuerpo se siente agradecido
en mis ojos nacen lágrimas incontroladas
ante tan grata felicidad.
Ahora ya no hay rabietas,
ya no hay lamentos
ahora sólo existen los buenos recuerdos.
Y nacen las sonrisas de mi pequeña en mi memoria
y las caricias y abrazos de mi marido.
Y mientras el piano relaja mi alma
mi cuerpo reposa en calma
y mi mente me lleva a pasear
por aquellos lugares en los que siempre quise estar".
Tras mi ritual mi mente me deja pensar y se que mañana volverán los duros momentos, que seguro habrá nuevos enfrentamientos, que el día será largo y duro y que tendré que hacer un gran esfuerzo... pero también volverá a caer la noche y con ella volverá a renacer mi ritual y me volveré a navegar por un mal de melodías... " The Sound of Silence, Paralisa, Love Story, dreams of love... etc"
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