Voló como pluma frágil
empujada por el último aliento.
Voló allá donde nadie conoce.
Voló sin avisar,
y nos dejó como nota
los recuerdos de un ayer
lleno de días de canto.
Su cuerpo quedó inerte
bajo su bello plumaje.
Su jaula, vacía de vida,
se llenó del silencio más profundo,
silencio que retumba por los rincones
de éste hogar triste.
Fue compañía de quien quedó sólo,
y la sinfonía de sus días.
Fue el oído del que no rechista
y el piar por cortesía.
Fue lo que se esperaba,
buen amigo de la familia.
Gracias Currillo.
Orgav.
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